La muerte elegante ataviada de Catrina

Por: Dr. Alfonso Garduño Arzave – IIE UNAM- MÉXICO

Modelo: La Catrina Chely Taki

Fotografia: Marvy Soto

Durante cientos de años en México el arquetipo de la muerte derivo casi siempre en torno a figuras femeninas compuestas de ciertos dotes conectados con el nacimiento y la muerte como parte del constante devenir de la existencia humana y de la naturaleza misma como lo podemos constatar en el arte de la cultura mexica 1325- 1521 d.C con las llamadas Cihuateteo cuyas formas reconocemos como mujeres que morían en su primer parto y que formaron parte del cosmos mesoamericano. 

Este antecedente artístico fue el detonante para que en siglos posteriores durante la Colonia S.XVI – XIX la temática de la muerte estuviera conectada al arte religioso cuya solemnidad se fue diluyendo y acabo por transformarse en una constante idea de algo nefasto y emparentado con la enfermedad, sufrimiento e incluso el pecado. 

Sin embargo, durante la última mitad del siglo XIX y después de que México había adquirido una cultura más homogénea en torno a los usos y costumbres entre mezcladas con ideas y pensamientos europeos, el arte mexicano empezó a modificar viejos estilos artísticos y literarios propios de una nación en ebullición en contra peso de los eventos históricos adversos que desembocaron con el advenimiento de gobiernos autoritarios y dictatoriales.

Durante gran parte del siglo XIX se generó en México un periodo convulso colmado de invasiones, revueltas armadas, luchas internas y fratricidas que culminaron en un periodo de cierta estabilidad y pax concretada por el gobierno dictatorial del general Porfirio Diaz Mori 1876- 1911 que se distinguió por  el enriquecimiento de unos cuantos y la pobreza y opresión del pueblo en general. Así dicha situación fue el parteaguas para el nacimiento de artistas que veían en su trabajo difusionista una manera de hacer evidente las pésimas condiciones de la gente en contra posición de la opulenta clase que se mantenía en el poder de manera permanente y fraudulenta. 

En ese contexto histórico en la ciudad de Aguascalientes en el Estado de Zacatecas ubicado en la parte centro norte de la República mexicana nace el 2 de febrero de 1852 el grabador José Guadalupe Posada Aguilar que para el momento de su emprendedora participación en el contexto artístico mexicano en el año de 1868 inicio como aprendiz de litógrafo. Posada inicio su trabajo como dibujante de algunos periódicos y gacetas como La Gacetilla, El pueblo caótico entre otros, destacándose principalmente en la crítica política por lo que a este tipo de periódicos se les dio el nombre de “Combate” por estar en contra del gobierno.

A fines de 1888 Posada se traslada a la Ciudad de México donde aprende el grabado en plomo y zinc y fue precisamente en esta ciudad donde empezó a tener gran aceptación del público por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica. Adosado a ello también colaboraba en la creación de las llamadas calaveras que no eran otra cosa que versos alusivos a la muerte y que se distribuían junto a los periódicos o en hojas sueltas

Fue así que a través de estas calaveras podemos apreciar el verdadero ingenio y versatilidad artística de Posada pues los temas siempre eran variados y ricos en contenidos que nos desdibujan la vida cotidiana y jocosa de un México alegre, violento, costumbrista y colmado de personajes representando las diversas clases sociales de la época tanto de la ciudad, así como del medio rural.   

Fue asi que en 1873 nace la Catrina de la pluma de su autor que representa la imagen de una calavera ataviada con sombrero de plumas a la usanza europea de entonces. 

Sin embargo, hemos de mencionar que en un principio no se le llamo a este personaje con el tan denotado nombre, sino que Posada le dio el mote de “Calavera garbancera” haciendo alusión y sátira a los personajes de la alta sociedad. Esta palabra provenía de las vendedoras de garbanzo de los mercados, que siendo pobres aparentaban ser ricas y querían ocultar sus raíces indígenas adornándose cada vez que podían con meros disimulos de ropa cara y otros artículos estridentes. 

Cuando este personaje aparece por vez primera siempre fue representada por su autor sólo mostrando el torso y no de una sola pieza, es decir de cuerpo entero

En términos generales esta calavera se crea en torno de burla de la sociedad mexicana en general por echar de menos sus tradiciones, raza y herencia cultural. Desde el punto de vista estético denotaremos que siempre se le representa en actitudes alegres y festivas dejando a un lado la sobriedad y la solemnidad por lo que siempre parecen sonrientes pero altivas y presunciosas, lo que muy probablemente Posada quiso hacer notar y transmitir a través de este personaje en especial.

En una segunda fase durante la Revolución mexicana 1910 a 1913 donde el pueblo se levantó en armas contra el gobierno dictatorial de Porfirio Diaz, Posada desbordo todo su ingenio y creatividad en torno al inestable y convulsionado México que se derivó de la caída de la dictadura.

Es en este periodo cuando se genera la mayor y más rica producción litográfica de  Posada reproduciendo una gran serie de esqueletos vivos personificados como revolucionarios, borrachos, políticos, indígenas, padres, maestros etc. Toda una gama de aspectos propios tanto del costumbrismo y la cotidianeidad de un país que se encontraba entre lo tradicional y la modernidad de principios del siglo XX. 

A su muerte el 20 de enero de 1913 Posada había dejado una huella muy profunda en la expresión artística mexicana convirtiéndose en todo un icono alegórico e inspirador para toda una serie de artistas nacidos en la época Postrevolucionaria 1917- 1948 que retomaron su trabajo y lo llevaron a otro nivel. Desgraciadamente José Guadalupe Posada había muerto casi en el anonimato e incluso fue sepultado en el panteón de Dolores en la Ciudad de México en una tumba sin identificar

Sin duda serian pintores de la talla de Diego Rivera (1886- 1957) que se inspirarían en el trabajo de Posada para crear en el hotel del Prado destruido en el terremoto de la Ciudad de México de 1985, uno de los murales más importantes del legado de este pintor. El mural que fue pintado al fresco conocido como “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (1947) tenía como objeto el de representar  varios pasajes y personajes de la Historia de México.

El célebre pintor incluyo por primera vez a la calavera garbancera pero ahora  convertida en Catrina que a diferencia de su creador fue representada de cuerpo entero y en un primer plano al centro del mural.

Es así que se le da por primera vez el nombre de Catrina haciendo alusión a una calavera galante y hasta coqueta con su vestido estilo victoriano y  sombrero de ala con flores y plumas de avestruz convirtiéndose en una de las representaciones de la Catrina más famosas de México por su gran plástica, dinámica y colorido.

Entre los detalles de la composición podemos agregar que la Catrina porta un largo vestido blanco y en el cuello apreciamos una larga estola con forma de serpiente emplumada donde observamos el cascabel y la cabeza serpentina haciendo alusión al dios Quetzalcóatl (serpiente emplumada) deidad mexica del renacimiento, la continuidad y el ciclo de la vida y la muerte. 

Otro detalle que hay que distinguir es que su cintura esta ceñida con un grueso cinturón rematado de una gran hebilla circular en el que se puede distinguir un símbolo conocido como Ollin o movimiento, en la lengua franca del México antiguo el Náhuatl y que significa el movimiento estelar y es un símbolo relacionado con el Sol.

Como es bien sabido Diego Rivera y su esposa la pintora Frida Khalo tomaban al mundo prehispánico como un motivo inspirador de sus obras. Un detalle que llama la atención del mural es que flanqueando a cada lado de la Catrina se encuentra a la derecha su creador José Guadalupe Posada y del lado izquierdo a el propio Diego convertido en un niño, ambos de la mano de la calavera. 

A su vez este estadio en el que se representa a la Catrina creo está plenamente identificado como el fenómeno mismo de la vida y la muerte como un principio fundamental de continuidad natural del ser y que el movimiento siempre continuo es el principio de la vida misma y no el fin último

Concluiremos mencionando que es a partir de este momento que la muerte Catrina o la Calavera Catrina se convierte en el icono principal de la festividad del día de muertos que se lleva a cabo desde el 31 de octubre y hasta el 2 de noviembre y que entre los mexicanos puede considerarse tanto un evento solemne para unos, trascendente para otros o simplemente de fiesta y jolgorio para muchos. 

La verdad es que la Catrina es siempre un espectáculo donde quiera que hace su aparición para locales o extranjeros al grado que su alegoría ya sea en cerámica, cartón o madera su presencia es indiscutible como parte del consciente colectivo de México que llego para quedarse primero como un fenómeno de protesta para convertirse en la alegría y el jocoso gesto de la muerte engalanada, ataviada de Catrina.

FUENTES

  • Historia del Arte Posrevolucionario y el Arte . Enviado por Maudom, 3 pag,5 de mayo de 2003, México.
  • Andrea Kettenmann, Diego Rivera 1886-1957. Un espíritu revolucionario en el arte moderno, México, Océano, 2005, p. 75.
  • Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. Biografía de José Guadalupe Posada. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España,2004.

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